La sensación de ver mi mayor fantasía erótica hecha realidad estaba más cerca que nunca. Después de casi 25 años juntos, a Lola mi esposa, le seducía cada vez con más ahínco el hecho de que otro varón posea su sinuoso cuerpo. Ella es una portentosa mujer madura en todos los aspectos, segura de si misma, con una mirada que transmite eso, seguridad, poderío, una mirada que tras una vida que no nos lo ha puesto fácil en varias ocasiones, desliza esa confianza en si misma como si se tuviera que jugar a cara o cruz quien pisa primero el infierno; si el mismísimo diablo o ella.
Lola está en una fase que la madurez le está aportando un físico descomunal, siempre fue una mujer sumamente morbosa, provocativa y sexy, le fascina serlo. Ella sin ser egocéntrica, le cachondea ser el centro de todas las miradas y ver como los ojos de otros hombres orbitan por cada una de sus excelsas curvas que posee su cuerpo y que bien se encarga ella de exhibir con generosos escotes que desafían lo políticamente correcto y ajustados vestidos que lustran dos piernas bien definidas y torneadas que sirvan para mostrar la joya de la corona que no es otro que su portentoso culo, prieto, una oda a la redondez y que a buen seguro ha sido motivo de infinitas masturbaciones de tantos hombres que de una manera imaginativa, se habrán llevado al catre a mi espectacular esposa.
Durante años, no faltan en nuestros encuentros sexuales, esas referencias por mi parte a ver cumplido esa fantasía de ver a mi mujer poseída por otro hombre, será por el estado de excitación, pero Lola desde que por primera vez se lo dejé caer, nunca obtuve un NO rotundo por respuesta, mostrándose ambigua en ese aspecto e incluso a veces participativa en ese rol de juego de estar con otro, demostrando que en el fondo de su ser, lleva a toda una hotwife en potencia consigo y yo quiero sacar todo ese lado oscuro pero morboso que apuesto ella tiene.
La noche de nuestra primera vez en sí no fue algo preparado ni mucho menos. Era una calurosa noche de Sábado, pleno verano, decidimos acercarnos después de una copiosa cena a una zona de chiringuitos con buen ambiente, buena música pues a ambos nos fascina bailar y que servían refrescantes cócteles para desinhibirnos un poco. Sencillamente esa noche, Lola iba descomunal, un traje casi por encima de las rodillas y escotazo con transparencias de color negro en la cual se podía advertir perfectamente su ropa interior de igual color dejaba muy poco a la imaginación de cualquier varón deseoso de una despampanante mujer como lo es ella, dado que usaba tanga, el bamboleo hipnótico de sus glúteos estaban a disposición de todos y todas, pues hasta algunas mujeres ( intuyo que algo envidiosas) la miraban con cierto recelo cuando entramos en uno de esos chiringuitos.
Esa noche Lola estaba decididamente cachonda, la mirada pícara y cómplice daban fe de ello y desde el instante en que la vi salir de la habitación ya acicalada y perfumada la nota más caliente, cercana y después de una más que amena y ardiente charla subida de tono durante la cena, su predisposición a sentirse sexy, exhibirse y ser el centro de atención en la pista de baile era clara. Después de unos primeros sensuales bailes, advertí como la abrumadora mayoría de hombres allí presentes escaneaban sus curvas con deleite y gozo. Mi excitación era evidente y a duras penas podía disimular mi erección por llevar un pantalón algo apretado, mientras ella me confesaba al oído.....
- LOLA; “ Siento mi sexo muy húmedo, sabes que? de esta noche no te escapas.... te daré lo que tanto deseas, a partir de ahora, vete a pedir a la barra, acércame un cóctel y vuelve a irte a la barra . Cuando me veas salir, a cierta distancia, sígueme y recréate con lo que veas....”
Le pregunté si estaba segura de lo que iba a hacer y con un romántico beso me lo confirmó. Yo, algo nervioso y en shock por no esperarme eso de Lola le hice caso a pie juntillas y tal como le llevé su cóctel me alejé a cierta distancia como para que entre el gentío allí presente no advirtiera que ella iba acompañada. Así pues, allí estaba yo viendo como la golfa de mi esposa iba a ligar con el primer pretendiente que obviamente le hiciera tilin.
Conociendo sus gustos varoniles, ella estuvo de suerte esa noche, ví un ramillete de posibles candidatos a tenor de su gusto; hombre de mediana edad, alto, moreno con cuerpo bien definido, elegantemente vestido y atractivo. De esos al menos un par de ellos iniciaron un tonteo nada importante tal como me di la vuelta a pedir en la barra, me llamó la atención que esos dos tipos si sabían que yo iba junto a ella y a pesar de ello aprovecharon mi espantada para entrarle pero sin ir a más. Mientras, ella contoneaba su escultural cuerpo al son de la música hasta que de buenas a primeras apareció un hombre de más o menos mi edad y mi altura, pelo moreno y brillante por ir engominado, camisa celeste entre abierta y pantalón de lino azul marino. Un auténtico dandy a la altura de lo que es ella. Sin mediar palabra con Lola, se puso frente a frente con ella y acompasó el sensual baile de Lola con un vaivén de sus caderas que bien hubiese firmado Ricky Martin. Bailaron tres, cuatro canciones y a medida que lo iban haciendo si desde la distancia observé que le hablaba al oído por aquello de estar la música a tope y cada vez que Lola se retiraba le hacía sonreír de una sensual manera y Lola le devolvía el coloquio también a su oído. Era obvio, un hombre que la hace sonreír y encima era todo un dandy en lo físico la tenía en el bote.
Transcurrido no más de media hora, mi calentón era irreversible, mi esposa se estaba ligando a un maromo casi en mis narices y yo como un buen voyeur sólo podía hacer eso, observar. De repente recibo un Whatsapp en mi telefono, “ Síguenos” ese escueto mensaje recibí al momento que me percato que ambos abandonaban el chiringuito, seria ya pasadas las tres de la noche y dado que estaba a pie de una playa virgen, el parking de los coches estaba tras unos ocultos cañaverales, un perfecto sitio en mitad de la noche para un aquí te pillo aquí te mato de libro. Dando una distancia prudente y con la luna llena como aliada, los seguí hasta que se pararon justo delante de un todo terreno, era su vehículo. Mi corazón iba a mil, me dispuse de tal manera que el afortunado y misterioso hombre quedara de espaldas de mi mientras que su charla por estar muy retirados del chiringuito era más que caliente, mi fantasía se estaba haciendo realidad en esa calurosa noche de verano.
Para que Lola estuviera tranquila, le envié una respuesta comentando donde estaba yo dispuesto, tras unos contenedores de basura como a unos 20 metros donde estaba el carril de cañaverales donde este tipo tenía su coche. Tal como ella recibió el mensaje, vi como lo leyó y su cachonda mirada se cruzó con la mía guiñando su ojo derecho pidiendo la venia para que iniciara las hostilidades afirmando con mi cabeza dando mi visto bueno.
De pronto, el misterioso y atractivo hombre, sujetó delicadamente a Lola por su cintura y con sus musculados brazos aupó a la parte delantera a ella; ésta, de manera sexy, abrió sus piernas para que él se pusiera entre ellas y sin titubeos le plantó un apasionado beso que fue in crescendo en intensidad, Lola acariciaba su nuca mientras lo besaba hasta que él fue bajando con su boca para explorar el cuello de Lola. Justo en ese momento en que el placer estaba invadiendo a mi esposa con los ojos cerrados hasta que llegado un momento los abrió y nuestras miradas cómplices se cruzaron, fueron tres o cuatro segundos que me parecieron tres o cuatro siglos, yo le volví a afirmar con la cabeza para que ese desenfreno sexual fuera viento en popa. Ella, también advirtió como mi sexo que iba a explotar dentro de ese ajustado pantalón lo tenía liberado ya y acompañaba la escena masturbándome de una lenta y placentera manera observando ese paraíso sexual al que Lola por fin me había llevado y no era otro de ver como otro hombre la hacía gozar.
Intuyo que al verme masturbando su calentura se desbordó y le soltó al hombre un “COMEME” que el hecho de escucharlo me supo a gloria. Él, obedeció escrupulosamente, le bajó ese tanga de encaje negro y su primera lamida al sexo de Lola se escuchó en media playa, era lógico por otra parte, sus jadeos intensos comenzaron desde el primer instante, mucho antes de cuando solemos hacerlo nosotros, creo que la morbosa situación jugaba a favor y el hecho de saber y ver como estaba masturbándome a pocos metros de ellos sumado al atractivo varón que se estaba cenando de nuevo corría con ventaja. Lola arqueaba su cuerpo de placer tumbada en esa capó del todoterreno mientras la luna llena iluminaba su curvilinea figura, sus enormes pechos ella misma se encargó de liberarlos del sujetador y se los pellizcaba y de manera muy sexy levantaba su cabeza para comérselos, bien por buscarme de nuevo con su mirada o bien para su comodidad y devorarlos con ansias mientras el suertudo hombre se afanaba con el sexo de Lola a una velocidad de crucero pasmosa, por aquel momento ya, hasta se escuchaba como recogía con su boca los fluidos que Lola emanaba desde lo más adentro de su ser explotando con un intensísimo orgasmo pues escuché a la perfección un repetitivo “NO PARES SIGUE NO PARES SIGUE” hasta que de buenas a primeras junto sus poderosos muslos contra su cabeza mientras su orgasmo explotaba en la boca de ese hombre.
La pena fue que tal como se recompuso de ese orgasmo, quien tenía que recibir era él, pero al cambiar de postura me dificultó como Lola esta vez de cuclillas, cumplía con el dotadisimo miembro de ese varonil tipo y que la sombra suya me entorpecía apreciarlo con nitidez. A lola se le veía como devoraba con vehemencia el sexo de él mientras este le jaleaba por su dilatada experiencia de lo bien que lo estaba haciendo solicitando que cambiara el ritmo bien más lento o más ligero, pero sin aguantar mucho tiempo pues casi a la bulla, quiero entender que la excitación de él era igual máxima, la volteó de manera abrupta no sin antes absorber de sus grandes y poderosos pechos durante unos segundos colocándola contra el capó del coche y de hábil manera introducir su miembro grande y erecto en lo más profundo de Lola, ese preciso momento donde todo se había consumado fue en el que yo dije basta y el fuego que invadía mis testículos lo expulsé de violenta manera con unos densos y abundantes chorros fruto de haber visto cumplido esa fantasía sexual de una manera tan erótica y excitante como lo hizo Lola.
Después de recomponerme yo durante aproximadamente un par de minutos extasiado, los jadeos de ambos durante el coito me activaron de nuevo avisando que esto aún no había concluido. Los comentarios de él se volvieron mucho más agresivos y apuesto que no eran tan galantes como los que Lola escuchó mientras estaban en la pista de baile del chiringuito, pero conociéndola perfectamente sé que eso a ella cuando está hiper excitada eso le motiva y mucho así que no le dí importancia que la tratase como a una vulgar cabaretera mientras el coito ganaba en intensidad y violencia a tenor como se escuchaba rebotar los espléndidos glúteos de Lola cada vez que ambos cuerpos chocaban. Lola, experimentada ella, le correspondía con ese lascivo coloquio cosa que para él fue su jaque mate particular pues casi sin esperarlo y después de no menos de 10 minutos empotrándola tras su todoterreno sacó de sorpresa su enorme falo pues al cambiar de postura pude advertir el buen tamaño que traía ese atractivo dandy y como tampoco se quedó detrás su descarga en el redondo y prieto culo de Lola mientras ella de manera picante la movía como su estuviera perreando. Tal como acabaron y tras gentilmente ayudar a Lola a limpiarse y acicalarse de nuevo, se dispusieron a volver al chiringuito reencontrándome con ella allí de nuevo agradeciéndole lo que había hecho sin parar de besarnos y decirle lo mucho que nos amábamos. Ella acabó contentísima habiendo disfrutado de tal noche de sensualidad, morbo y frenesí descontrolado. Mientras, yo durante el camino de vuelta tuvimos que parar para poder de nuevo descargar tanta excitación por los detalles que Lola me iba contando durante el trayecto. Así Lola se hizo una hotwife.