La miro abrir el portón de hierro, empujando lo justo para escurrirse de lado y cerrar sin hacer ruido. La maniobra es elegante y superflua como un gato en el primer corto de alguien.
- Hola Anne -susurro desde el porche.
Hablo en voz muy baja, haciendo eco de su silencio exagerado. Me mira y se ríe. Luego mira al suelo y sube los 5 escalones irregulares que nos separan concentrada en no caerse.
Viene de una cena con su marido y tres inversores daneses que lo dieron todo, me lo dijo por Telegram. Su marido es un constructor forrado.
Hace cima con el último aliento y se desploma en mis brazos para el Oscar. Me abraza con un lamento que pronto transforma en un ronroneo que aún hoy me hace lagrimear..
Ella tiene esa habilidad de reconducir los gestos plásticos y los lugares comunes que otros dejamos pasar, los pilla al vuelo y los convierte en algo útil, lindo... o en algo, que no es poco. Es el Dennis Rodman de la comunicación no verbal.
Por encima de su hombro veo el Audi negro de su marido que se va mirándonos por la ventanilla. Levanto una mano en señal de despedida pero no me devuelve el saludo.
Entramos en casa. El salón está en penumbra. No hay luna y el farol del jardín es la única luz que entra por el ventanal abierto. Hace calorcito.
- ¿Qué tal vas, Anne?
- Biennnn, bien... -y se tira en un puff de IKEA
- ¿Muy pedal, o qué?
- Hmmm sí, y fumada por sobre todas las cosas -sonríe.
- Ahá -es mi feedback.
- Y re-caliente, sha te dije -añade.
A veces Anne me habla en argentino porque soy argentino.
- ¿Tú qué tal?
- Bien, qué tal tu cena.
- Ahhh… insoportable. No paraban de mirarme las tetas con una cara…
- Anne…
- Y mi marido miraba para otro lado. Seguro que también se empalmó.
- Donde anduviste… -intento cambiar de tema.
- Igual me pusieron a 100. Ya sabes.
- Hace que no te veo…
- Nos vimos el finde en el LIDL.
- Ya… no hablamos de eso aún! Tú estás fatal.
- ¿Me pasé? -se ríe.
Somos vecinos y nos cruzamos en sitios del pueblo, nos saludamos, hablamos con otros vecinos y fingimos que no nos caemos tan bien :D. Ayer en el súper nos vimos a lo lejos y luego en charcutería se acercó disimuladamente y me frotó el culo y me agarró el paquete ahí mismo entre las viejas. Me la puso bien dura y luego dió un paso al costado y pidió la vez. Al menos 3 personas se fijaron en mi erección. Nos reímos un rato de eso. Y reírse hace sentir bien.
- ¿Agua? ¿Vino? ¿Cerveza?
- Agua sí... y cerveza, sí.
- OK, pon música -le digo.
- Tú, tú… -dice con los ojos cerrados.
- Vale, qué pongo... electrónico, algo tranqui?
- Música pa follar, Rodrigo.
Pruebo con Baby I owe you something good de Fukadelic, busco cervezas y vasos del congelador.
Vuelvo al salón y Anne ya se ha incorporado. Fuma semi-sentada, semi-bailando. En la mesita negra hay dos rayas listas. Un delicioso aroma a Afghan Skunk inunda la habitación que hace un rato casi no existía de lo vacía y silenciosa que estaba.
- Gracias, cielo.
- Nada, maja.
- Te cogí un poco de coca del cajoncito.
- Hiciste bien.
Hace media hora yo dormía, me despertó el móvil a las 4:20am... una perdida.
Conversación por Telegram:
- Estás para echar un polvo?
- Ahora?
- Estás de fiesta?
- No
- Dormías?
- Sí
- No doy más, necesito follar.
- hmm… mañana temprano?
- Si puedes esta noche…
Y yo no puedo decirle que no, al final creo que soy el único que la entiende y… bueno, nada.
- Vega, vente.
- Seguro?
- ¿A qué hora llegas?
- estoy ya
- dónde?
- en la puerta
Pongo la bandeja en la mesita y me siento en el sofá frente a Anne. Charlamos un rato bebiendo y fumando porros animados por la farlopa. Nos separan dos metros nada más pero es un abismo todavía. Sobre todo considerando la hoja de ruta que me trae.
Cenaron en un michelín y los clientes no paraban de mirarle las tetas, quitarse la mascarilla para cenar con gente aún le inquieta, las drogas y la pandemia, lo loca que está la gente, la disponibilidad emocional, el falso amor, el sálvese quién pueda, el mundo está en manos de sociópatas, es un poco inmoral tener piscina, mola ser sanotes para que sea más la hostia cuando te metes, a Anne le pone a 100 la cocaína, le “entran unas ganas bestiales de tener una polla en la boca”... y cosas así.
- ¿No tienes música de follar más de este siglo?
- Pon lo que quieras...
- no.
- Te lo ordeno.
- no
- ¿Quién es el jefe aquí?
- El amo
¿Quién es?
Anne es "un poco sumisa" me confesó la primera vez que hablamos por Telegram. Y era verdad. Me costó entender lo que quería pero me tuvo paciencia, me lo puso fácil, me enseñó sin explicarme nada. Bueno, alguna cosa me tuvo que explicar.
- Vaya a cambiar la música, puta desobediente... o a la puta calle. -la amenazo.
Anne no me responde pero me mira fijamente. ¿Desafiante? ¿Intimidada? ¿Se burla de mí? ¿Me quiere decir algo?
No sabría decir… desde ahí, con microscópicos movimientos de sus labios y ojos me mantiene en vilo sin piedad durante 10 segundos o más. Intento librarme, dejar de pensar, reuso decodificar más allá y me dedico a conectar con ella. Pronto todo se vuelve cómodo. Y ahí, en plena intimidad KM-0, algo empieza a pasar.
Sus labios se separan, se abren en cámara lenta, muy lenta. Como el portón del garage de un nuevo-rico, pienso. Creo que va a decirme algo pero no, sigue abriendo la boca despacito, despacito. Entonces me percato de que está haciendo una pompa de saliva. Madre que la parió.
Atiendo perplejo al asunto al volante del Audi negro de su marido. Así me siento.
Anne se detiene. La pompa se ha explotado y queda como esperando una cucharada de Bisolvon. Decido esperar a ver si reconduce ella.
Reanuda la maniobra y ya no se detiene, sigue abriendo, abriendo... La mueca es odontológica. No hay micro-gestos ni spooky action at a distance: la mirada calma fija en la mía y el maxilar inferior a todo lo que da.
Saca la lengua, buena paciente que es, y me enseña... veo allí al fondo su glotis colgando indecente como un par de huevos en el verano andalús.
Pero es sutil dentro de lo que cabe. En ningún momento se relame ni se muerde el labio ni finge ser un animal que no es.
- Ahggggg… -insiste con la boca abierta..
- Ah… qué? -rebuzno.
- ¿La tengo rojita, doctor?
- ¿La garganta?
- Ghi
- Desde acá... yo la veo bien.
- ¿Me la ponés roja, Pablo?
A veces se le va. Sonríe satisfecha y por un momento finge ser normal para darle una calada al porro.
Nos conocimos por Telegram hace un mes o así. Por cercanía. Vivimos a 200 metros. Hablamos 10 minutos. Hubo chispa.
- ¿Tas más cachitas, no?
Baja la mirada tranquilamente desde mis ojos, recorre mi torso denudo hasta detenerse en mi entrepierna sin el más mínimo pudor o incomodidad.
Yo la miro también y me concentro en ella, intento olvidarme de mí, de no pensar que esta mujer insoñable, etc.
Me acomodo en el sofá abriendo un poco las piernas para que se note mejor la huevada en el pijama de Mazinger. No llevo ropa interior. Diría que ninguno de los dos.
- Tú eres mi amo, Pablo. Me calienta pensar en lo que viene. No estoy chupándotela ahora mismo, solamente porque estoy disfrutando de saber que te la voy a chupar en un rato. Pero quiero hacer durar este momento. No quiero que haya pasado. Quiero estar de rodillas con tu pene en la boca hasta hartarme. Y servir tus deseos más perversos.
- Si me lo pi...
- Quiero que me folles la boca, Pablo. Hoy lo logramos. O vomito.
- Hicis...
- Y que me rompas bien el culo. -me dice con calma.
- OK. ¿Algo más?
- Haré todo lo que me pidas, amo.
No me aclaro si va a cambiar la música ella o no. Por las dudas voy. 2020 de SUUNS no falla para follar bocas. Encendí una lámpara de pié y apagué el farol del jardín desde el interruptor de la cocina.
Showtime… -pensé… pero de coña.
Desde el fondo de la cocina oscura, el salón parecía un escenario. La luz amarillenta de lámpara de pié revelaba sólo la alfombra redonda en el centro del salón y un trozo de la mesita negra con nuestros enseres tóxicos, la noble cerveza, el bolso y los zapatos de Anne. Me recordó muchos vídeos.
La silueta de Anne entraba y salía de la burbuja de luz como una polilla alrededor de un farol. No me ve. Nos separaban 10 metros ahora y casi nada más.
Repasé mentalmente todas las cosas que me pidió hace un momento. Creo que hice estiramientos. Me descalcé y bebí agua. Miré el reloj, eran las 5:18 AM.
Inicié la marcha hacia Anne con paso cortito pero decidido, la mirada puesta en el horizonte, parecía que iba a patear un tiro libre. Irrumpí en el salón al trote pero a media carrera algo cambió en mí, me sentí anacrónico y sobreactuado como en un golpe de estado. Abandoné la actitud marcial y me detuve en el centro de la alfombra. Me quedé quieto. Estaba solo. Anne no estaba ahí.
No entendiendo del todo si estoy soñando o en el mundo real opté por desnudarme y esperar.
Anne reapareció volando un segundo después, desde algún punto del espacio negativo girando sobre sí misma a velocidad absurda, directo hacia mí. Al pasar, sIn tocarme pero pasando tan cerca que sentí su aliento en la oreja, me susurró en tono espectral:
Rabooo...
Y se perdió en la oscuridad detrás de la lámpara.
Volvió a aparecer unos segundos después, desnuda, caminando a cuatro patas y sonriendo de oreja a oreja. Se detuvo justo antes de entrar en la alfombra y se sentó sobre sus patas traseras mirándome.
Yo caminé hacia ella, cogí la correa que colgaba de su cuello y me siguió mansa hasta el centro de la alfombra.
Quieta ahí, ojos cerrados. -ordené amablemente.
Sin soltar la correa caminé a su alrededor observando su postura.
Separa un poco más las piernas y arquea la espalda un poco más.
Me arrodillé frente a su culo abierto y lo observé en detalle sin tocarlo.
Con la yema de un dedo acaricio las arrugas alrededor de su ano. No nos hemos tocado desde el abrazo cuando llegó y la onda expansiva del primer contacto es intensa.
Ahhhhh -deja escapar perdiendo la compostura con suma dignidad.
Juego un poco más con su ano y luego acerco la boca y se lo chupo. Separo sus nalgas con las manos y le doy varios lengüetazos largos y lentos metiendo la lengua más adentro en cada incursión.
Me concentro en su ojete con más fuerza hasta que siento que se dilata y puedo meter la lengua entera dentro.
Le meto un dedo hasta el fondo y toco las paredes suaves de su recto. Lo saco completamente y lo vuelvo a meter varias veces. Sin forzar demasiado, permitiendo que la saliva haga lo suyo.
Luego meto dos dedos y Anne vuelve a gemir. Sigo jugando con su ano un poco más y cuando menos se lo espera, deslizo la palma entera de mi mano entre sus piernas y le acaricio el coño una sola vez.
Me pongo de pié, sujeto la correa más firmemente y la llevo hasta el sofá. Me siento, separo las piernas y tiro de la correa hasta acercar su cara a 1cm de mi polla.
Abre. -le ordeno y ella obedece.
Tiro un poco de la correa y le meto el pene aún blando en la boca. Lo dejo ahí un momento reposando en su lengua. Siento el charquito de baba que empieza a formarse en su boca y se desliza garganta abajo. Traga hábilmente sin mover el maxilar ni los labios. Le desengancho la correa del collar y le digo:
Dale.
Noto la oleada de placer que le produce la orden y el calorcito de su boca cerrándose alrededor de mi glande suavemente.
Anne recostó su cabeza en mi pierna y con la lengua y los labios me fue poniendo el rabo duro hasta que el capullo quedó fuera de su alcance. Sin levantar la cabeza me lamió los huevos.
Luego se incorporó un poco y de rodillas entre mis piernas, sentada sobre sus pies descalzos y con toda la dulzura del mundo cogió la polla dura a reventar entre las dos manos y se la metió en la boca.
Descansa un momento, deja que la saliva le chorree por la barbilla y el pecho. Respira un momento y vuelve a metérsela en la boca. Más adentro esta vez. Vienen las arcadas pero las controla y sigue chupando un poco más fuerte, con menos cuidado.
Luego se la clava hasta el fondo pero la náusea es muy violenta esta vez y retira la cabeza.
Casi… ahhh…
Anne tose un par de veces y escupe saliva en el suelo. Respira y se repone. Luego levanta la cabeza, resiliente como el Terminator de la 2.
Sé lo que necesita y se lo doy: agarro su cabeza entre mis manos, separando bien los dedos. Anne abre la boca suplicante.
Te voy a follar la boca y la garganta, Anne. Concéntrate en relajar la garganta lo antes que puedas. O me das la señal con la mano.
No es tan difícil como parece en realidad. Cuando la sientes entrar en la garganta es el momento más duro. Pero te acostumbras y empieza el placer. Cuanto más controles más gozas. Pero no se puede ser dea poco. Al principio no. Es contraintuitivo pero es así. Necesitas que alguien te la clave hasta el fondo, con cuidado pero a la fuerza.
Una vez que tienes la polla en la garganta y controlas los espasmos más violentos, es posible relajar la garganta. Con práctica. Y ahí sientes como el pito se desliza cada vez más lubricado. Ahí empieza a ser intenso. La cara brillante mezcla de saliva, sudor, rimel, labial y semen. La sensación de entrega es brutal.
¿Lista?
Anne cerró los ojos y yo le metí la polla hasta adentro. La miré, tenía los ojos cerrados pero estaba bien. Pronto controló las arcadas y empezó a disfrutar de verdad, parecía que su boca era un coño. Cada vez que la sacaba succionaba para evitarlo o la sujetaba entre sus manos. Cuando se la sacaba a la fuerza ella me pedía más. No sé cuánto tiempo duró eso. Más de una hora. Fue increíble.
Luego paró y se la enterré en el culo hasta los huevos. Ahí empezó a gritar y a correrse. Yo tuve que controlar mi orgasmo varias veces. Siempre se escapa un poco y ella insistía cada vez en limpiarlo con su boca. La dejaba lustrosa y dura y volvía a metersela en el culo. Repetimos el ciclo no sé cuántas veces.
Luego se acostó boca arriba y yo me arrodillé a su lado, los dos sudando y jadeando. Anne abrió la boca.
En la boca, quiero, lefa. Lléname la bo…
Ni pudo terminar la frase porque el primer chorro de semen denso y viscoso le pegó en el paladar. Varios le siguieron hasta rebalsar su hermosa boca. Un poco se derramó por sus mejillas y llegó a la alfombra. Jugó con la lefa mirándome sonriente, extasiada y todavía excitada. Luego se la tragó y me enseñó la boca vacía riendo.
Tomamos más cerveza y más zarpa y le follé el coño de todas las maneras posibles hasta que caímos exhaustos.
Después de follar hablamos hasta que nos quedamos dormidos. Ya era de día, ni idea la hora.
Lo logré -dijo.
Lo lograste Anne.
Si -sonrió mirando al techo.
¿Te gustó?
Me encantó -mirándome.
Y ahora qué...
Dormir… no?
Ahora me refiero después de esta hazaña de hoy.
Ah… ahora más!!
¿Más qué?
Más pollas, más grandes, más lefa, más morbo, más todo.
¿Cuál fué la polla más grande que probaste?
Por ahora la tuya. Y guay… pero sí que me gustaría sentir un… un re-pollón de porno. O varios.
Pues...
¿A tí te gustaría verlo?
¿Verlo? ¿No puedo participar?
No.
Nos despertó la bocina del coche de su marido que la venía a buscar. Sería el mediodía supongo. A saber cuánto tuvo que darle al claxon ese pobre varón.
Anne recogió sus cosas sin prisa, la acompañé a la puerta y la miré bajar la escalera con los zapatos en la mano. Su marido también la miraba desde la ventanilla del Audi negro con una expresión que no pude comprender del todo. Le dió un beso y la abrazó. Luego se fueron.
Pensé que al final no éramos tan distintos, él y yo. Los dos somos juguetes de Anne. Y pensé que a los dos nos jodía un poco. Por razones distintas, sin duda, pero a los dos nos cuesta compartir a Anne. Pero lo hacemos… y creo que por la misma razón.
Dormí más. Me desperté y comí un montón. Me dormí otra vez. Me desperté cuando oscurecía otra vez. Luego me levanté, hice un montaje rápido del vídeo y le hice un WeTransfer al cornudo. Hoy le da algo.
No miré la cuenta como hago con otra gente, seguro ya transfirió la pasta ayer. Y si no pues tampoco me importa la verdad.
Madrid, 24 de Junio de 2021.