Nunca antes había visto a una mujer correrse a chorros durante el sexo y, de no ser porque encontré a esta pareja de intercambio recientemente, probablemente nunca lo habría visto.
Llegué a nuestra tercera cita completamente tranquilo. Durante nuestra segunda cita, follamos una y otra vez durante todo el día, y por fin sentía que comenzaba a conocer bien a Maggy. Había aprendido lo profundo que le gustaba que se la metiera y sabía cómo hacerla gemir, por lo que esa noche me sentía muy seguro de mí mismo.
Me sorprendí a ver una amiga de Maggy, Emma, en el sofá. Por lo que me había dicho Maggy por teléfono mientras se masturbaba en la oficina, pensé que quería sentirme dentro tan pronto como entrara por la puerta, aunque lo que tenía planeado resultó ser mucho mejor.
Nos sentamos a charlar. Ya conocía a Emma de nuestra primera cita, ya que había estado presente para apoyar moralmente a Maggy. Nos llevábamos bien e iba vestida muy sexy y, si soy sincero, me sentía bastante atraído por ella. Tenía unas buenas tetas para una chica tan pequeña (una talla 10 natural) y, no voy a negar que me costaba apartar la vista.
Todo comenzó durante la conversación. Creo que Maggy se dio cuenta de que estaba observando a Emma y comenzó a recorrer mi ingle con sus dedos y me agarró la polla, ya semierecta. Y dijo: "Le estaba contando a Emma la pedazo de corrida que nos pegamos anoche". Y me apretó la polla suavemente por encima de los pantalones. "Emma me ha dicho que le gustaría sentir tu polla dentro, ya que no ha tenido un orgasmo follando con alguien en más de un año..." Mientras me pajeaba lentamente, se giró hacia Emma, sonrió y dijo: "Parece que que le gusta la idea. Ya tiene una buena erección". Me dio un poco de vergüenza, pero también me estaba poniendo cachondo. Estaba claro que las chicas me tenían algo planeado y estaba ansioso de saber lo que era.
Maggy me sacó la polla de mis vaqueros y comenzó a chuparme la punta. mientras lo hacía, Emma suspiraba mientras me observaba. Notaba como mi polla estaba completamente empalmada, palpitaba y estaba completamente húmeda con la saliva de Maggy. Cuando levanté la mirada, no podía creer lo que estaba viendo. Emma se había levantado la falta y me miraba directamente a los ojos mientras apartaba la tela de sus bragas y me dejaba contemplar su sexo... Mi polla resbalaba entre las manos de Maggy. Me había comenzado a pajear de forma suave, pero más intensa, para aumentar mi excitación sin dejar que me acercara al orgasmo. Nadie dijo ni una palabra durante unos instantes, y Maggy y yo observábamos como Emma se frotaba el clítoris con las puntas de los dedos. Me sorprendí al ver lo húmeda que estaba. Sus fluidos estaban empapando la tela de la braga y podía ver sus labios brillar en la luz ténebre de la lámpara de la habitación de Maggy. Sin lugar a dudas, era un coño precioso. Estaba hinchado y empapado, me moría por follarlo. No podía aguantar más.
Maggy me soltó la polla en esos momentos y me dijo que me las apañara mientras iba a mear. Pero cuando regresó, me llevé otra sorpresa. Solo iba vestida con unas bragas de seda y un sujetador. Maggy es una chica muy pequeña con un culo delicioso y con pechos pequeños, pero firmes y sensibles. En cada mano traía un juguete, en su mano izquierda tenía un vibrador en forma de conejo y en la mano derecha otro juguete que habíamos comprado juntos en la cita anterior, un anillo vibrador de látex, con una pieza pequeña adjunta a él.
Vi como Maggy le entregaba a Emma el vibrador y gimió de placer al frotárselo contra los labios del coño. Emma no perdió el tiempo y me mostró de lo que estaba hecha. Presionando el vibrador suavemente, se metió la cabeza del vibrador en el coño; los labios se abrían para dar cabida al vibrador que la estaba follando. Tenía la mano húmeda de todo el líquido preseminal que estaba soltando. Me estaba muriendo por follarme a esa chica y me tuve que controlar tres veces mientras se follaba con el consolador. Tuve que refrenar mi propio orgasmo dos veces mientras se daba placer. En esos momentos, Maggy volvió junto a mí y se introdujo entre mis piernas. Me miró a los ojos y se metió la cabeza de mi polla a la boca. La sensación fue deliciosa y me hizo estremecer.
"Quieres follarte ese coño, ¿a que sí?" -dijo Maggy. Al principio me sorprendió su lenguaje, pero conforme agachaba la mirada, se volvió a meter la polla en la boca. Gemí y vi cómo Emma se ponía a su lado. Se me salía el corazón del pecho.
Emma se arrodilló junto a Maggy y está me soltó la polla.
"Uff, toma, tienes que probar su líquido preseminal" -le dijo a Emma mientras la miraba. No podía creer lo que estaba pasando, era como una escena salvaje de una película pornográfica y yo estaba disfrutando cada segundo de ella. Emma no hablaba tanto, pero sus ojos lo decían todo. Maggy me miró a los ojos y dijo: "Quiero que le folles su precioso coño con tu polla". Con su mano me pajeaba la polla, mientras que con su dedo exploraba el coño de Emma. "Quiero que hagas que mi mejor amiga se corra. Es una chica muy buena y se lo merece".
No sabía qué hacer, pero Maggy me animó y guió a Emma hacia mi contundente erección. Ella me agarró la base de la polla y comenzó a restregare la polla hacia arriba y abajo entre los labios del sexo de Emma. Solté un gemido de excitación mientras hacía eso, y sentí como me rendía ante sus deseos. Me moría por estar dentro de esta chica. Solo esperaba no acabar demasiado rápido.
Lentamente, dejó de provocar a Emma y alineó la cabeza hinchada de mi polla con la entrada. Y empujó la cabeza contra los labios de forma que comencé a sentir el calor de su coño contra el orificio diminuto de mi polla. Dejé escapar un gemido y observé cómo me soltaba. Emma se introdujo mi falo lentamente y yo cerré mis ojos y gemí mientras se lo introducía por completo. Su coño era muy diferente al de Maggy. No era para nada tan estrecho, pero aún así tenía su propio encanto. Las paredes eran suaves y podía sentir los bordes conforme mi polla la penetraba. Su coño se cerraba alrededor de mi falo conforme seguía metiéndose mi polla cada vez más en su coño. Dejé escapar un fuerte gemido cuando pude sentir toda mi polla en su interior.
Lentamente, comenzó a mover las caderas. Su coño no era tan profundo como el de Maggy y vi que hizo una mueca incómoda cuando intenté embestirla. Pero pronto cambió de posición y yo sentí mi polla rodeada por completo por las paredes de su coño.
El sexo fue increíble, me cabalgó como si no hubiera follado en años. Le quité el sujetador y presione sus increíbles tetas en mi cara mientras me cabalgaba la polla. Tenía un buen ritmo variado, haciendo que mi polla se introdujera y saliera de su interior mientras movía sus caderas hacia mí y presionaba su clítoris contra mi pubis, haciendo que la penetración fuera deliciosa.
La primera vez queme di cuenta de que algo raro pasaba fue cuando sentí cómo su coño se contraía. La chica tenía músculos. Músculos de verdad. Su coño me comenzó a apretar cuando llegó al orgasmo, y pronto sentí una sensación caliente recorriendo mis pelotas hasta el interior de mis muslos. Mientras se corría, le chorreaban fluidos del coño literalmente.
Por suerte para mí, Maggy lo había grabado todo en vídeo y, desde entonces, he podido verlo al igual que lo sentí en primera persona.
Después de que se corriera sobre mí, yo estaba empapado. Yo solo quería follar su coño prieto como si no hubiera mañana.
Rápidamente, la levanté del sofá y la tumbé en la alfombra de lana blanca de Maggy. Mantuve mi polla en su interior en todo momento y, una vez que la tumbé bocarriba, puse sus tobillos sobre mis hombros.
Quería follar el coño empapado de esa chica, lo quería follar fuerte y rellenarla con mi corrida.
En aquel momento estaba tan caliente que no me importaba lo fuerte que gimiéramos. Emma cada vez gemía más fuerte mientras la penetraba y exploraba su coño con la punta de mi polla en distintos ángulos, profundidades y velocidades, hasta que ya no pude aguantar más. Con un fuerte espasmo, sentí cómo mi polla explotaba en su interior y ella dejó escapar un gemido conforme uno de mis chorros de semen rellenaba su interior.
Ella gemía mientras yo me corría en su interior y vaciaba hasta la última gota dentro de su estrecho coño.
Y ese fue solo el comienzo de una gran noche y solo espero que haya muchas otras por llegar.