PILAR

Cuando llegó el fin de semana preparamos la comida y antes de comer nos tomamos unos vermouths, intercambiamos opiniones y yo miraba a mi cuñada María para ver si tenía alguna reacción sobre lo que había pasado el día anterior; también estaba pendiente si conversaba en privado con Berta, en definitiva, que tenía que estar atento a todo lo que se movía. En un momento determinado me pongo a hablar con Pilar y me comenta “ya ves la velocidad que lleva mi marido bebiendo”, y yo le comenté “déjalo mujer que se le ve que está disfrutando”. Bueno nos sentamos a la mesa y a mi lado se sentó Pilar y enfrente María. La comida transcurrió sin ningún hecho importante excepto que mi cuñado seguía bebiendo como si no hubiera un mañana. Pilar me daba toques para que me fijase en ello y yo le dije igual antes de los postres hay que llevarlo a cama; ella me comentó que debería de ayudarla porque a ver quién podía con él hasta la tercera planta, le dije que no se preocupara que para eso podía contar con mi ayuda. Al mismo tiempo miraba para María (la tenía enfrente) y la muy cabrona me miraba con lujuria, hasta se permitía el lujo en algunos momentos de sacar su lengua y pasearla por sus labios, yo estaba alucinando con el descaro de ella, pero poco o nada podía hacer, como mucho tratar de tapar la erección que me producía todo aquello, y sobre todo tener a Pilar a mi lado y pensar que podría notarla. Pilar seguía observando a su marido, éste en un momento determinado se quedó apoyado con la cabeza sobre la mesa y profundamente dormido. En ese momento, tanto mi mujer como Maria y como Pilar comentaron que habría que subirlo a la habitación, entonces decidimos que seríamos ente Pilar y yo los que llevaríamos a cabo tal función. No fue fácil pero llegamos a la habitación y lo soltamos como un saco encima de la cama en ese momento Pilar me miró y me dijo “que pena de tío y lo peor es que va a peor y cada vez la vida con él es menos llevadera”, yo le comenté que tenía que valorar todos los aspectos en conjunto, que defectos teníamos todos, y ella me contestó sólo es válido en el tema económico, en la convivencia y en el sexo es insoportable, yo quedé un poco sorprendido por la naturalidad con la que Pilar me confesó algo tan íntimo (aunque yo ya sabía algo con la conversación que habíamos mantenido mi mujer y yo la noche anterior en la que ellos discutieron), y aproveché para abrazarla; en ese momento ella se acopló a mí como cuando se funden dos enamorados bailando una canción lenta, yo notaba sus grandes tetas sobre mi pecho, su mejilla junto a la mía y ella me agarraba con sus brazos por el cuello. Tuvo que notar mi erección si o si, y no solo no se separó, sino que abrió las piernas para acomodársela entre ellas. Me separé un poco y la miré a los ojos, y pude ver que era la misma mirada que la que su hermana me había echado hacía unos instantes (lujuriosa), no sé qué me pasó por la cabeza pero la besé y comenzamos a comernos la boca con gran deseo y ella me dijo, “cuñado necesito que me folles ahora mismo, no puedo aguantar más, aunque sea rápido, no necesito preliminares, métemela yaaaaa” mientras decía eso, me bajó los pantalones, liberó mi polla, se subió un poco la minifalda que llevaba, separó su tanga y se la introdujo directamente, y me dijo reviéntame, quiero llegar a tomar el café llena de leche completamente. Comencé a follarla y ella apoyó una de sus piernas encima de la cama donde yacía su marido (el cual no se enteraba de nada), después de un rato le dije Pilar quiero comerte el coño y ella me dijo hoy sólo fóllame que estarán mis hermanas esperándonos y no quiero levantar sospechas, entonces le dije: ponte encima de la cama de rodillas y abre tus piernas, ella así lo hizo y se la metí de golpe por detrás, ella respiraba profundamente y gemía, pero con cuidado de no despertar al mueble de al lado.  Se cogía las tetas por encima de la ropa y las apretaba, el sonido de su coño empapado en cada empujada me excitaba cada vez más, ¡¡¡¡cuando estábamos a punto de corrernos me dijo “CORRETE DENTRO!!!! No tenemos tiempo ni de limpiarnos, en ese momento lancé mis chorros dentro de su coño y ella también se derrumbó, y quedó espatarrada encima de la cama. Me dijo: me has cambiado el día, y ya te diré cuando vendrás a comerme el coño y follarme con más calma. Vete bajando que ahora bajo yo, para que mis hermanas no sospechen.