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MI CUÑADA

"APROXIMACION"

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Vamos a comenzar a relatar lo que me ha ocurrido en los últimos meses, aunque bien es verdad que formó parte de mi vida durante los últimos años.

Comenzar diciendo  que vivía en una ciudad del norte de la Península junto con mi mujer Berta. Berta tiene dos hermanas, a saber, María y Pilar.

María es viuda y tiene 35 años (dos menos que mi mujer), Pilar tiene 33 años.

Desde que conocí a mi mujer siempre pensé y así lo sigo creyendo que mi cuñada María no estaba todo lo satisfecha que debería en el terreno sexual; pensaba ello principalmente por los novios y el marido que había elegido. Ella era morena, con una cara agraciada, un buen par de tetas y un cuerpo que estaba para devorarlo. Siempre había formado parte de mis fantasías, en unas situaciones o en otras. Lo que ocurrió hace dos meses cambió el sentido a mi vida hasta el día de hoy. Como os comentaba y después de enviudar, yo entendía que era imposible que ella no gozase del sexo aunque fuese consigo misma, ella manifestaba que estaba apagada, desganada, todo ello en conversaciones que mantenía con mi mujer y que yo en alguna ocasión había escuchado.

Un día vino de visita a nuestra ciudad y se quedaba en nuestra casa. Yo desde que llegó estaba ojo avizor para ver si en algún momento ella tenía alguna debilidad y se satisfacía. Al tercer día de permanencia con nosotros mi mujer y yo salimos a hacer unas compras que nos hacían falta y ella se quedó en casa sola. Hicimos todo lo que teníamos previsto y mi mujer me dijo que iba a aprovechar para ir al gimnasio, que si quería que me fuese a dar una vuelta o que fuese para casa, que ella ya iría cuando terminase sus ejercicios. Yo acepté y me despedí de ella. Cogí el coche y estuve sopesando si ir a tomar algo, llamar a un amigo que estuviese cerca y quedar con él o irme para casa. Al final decidí ir a casa, decir que vivimos en un chalet familiar que tiene varias entradas. Al llegar dejé el coche fuera en la calle y abrí el portalón y posteriormente la puerta de casa. Es una casa de tres plantas, y la habitación de invitados (donde se alojaba María) estaba en la tercera planta. Nada más entrar mi cabeza empezó a darle vueltas a la posibilidad de encontrar a mi cuñada en una situación comprometida, y comencé a subir las escaleras, cuando llegué a la tercera planta vi la puerta de la habitación entreabierta lo cual permitía ver, si ser visto, la cama, y ahí vi lo que durante mucho tiempo había imaginado… Mi cuñada con un tanga negro y sin nada en la parte de arriba con una mano situada dentro de su tanga y la otra apretando un pecho y jugando con su pezón, me quedé observando como movía los dedos dentro del tanga, su respiración se aceleraba y sus caderas subían y bajaban con mucha fuerza e intensidad. Por fin pude ver como se quitó el tanga y debajo apareció su monte de venus cuidadito, con una rajita de pelo pequeña que terminaba en el comienzo de su coño, volvió a introducir dos dedos dentro y vi que estaban supermojados, comenzó un mete-saca que le provocaba el retorcerse como una loca, su otra mano ya había dejado de pellizcar su pezón para pasar a tocarse las entrepiernas, en un momento dado se dio la vuelta y quedó con una mano introducida en su coño y el peso de su cuerpo encima y con la otra comenzaba a acariciarse su ano, poco a poco se iba abriendo más las piernas para dejar más descubierta su puerta trasera, cambió las manos de situación y con los dedos mojados por su flujo los llevó a la entrada de su culo y poco a poco fue introduciendo uno a uno sus dedos, decir que es poseedora de unas buenas nalgas; ahora estaba con dos dedos en su coño y otros dos dedos en su ano. Su respiración ya era incontrolable, y yo viendo lo que estaba viendo no podía dejar de tocarme la polla por encima del pantalón, no me atrevía a más, no daba crédito a lo que estaba viendo, por fin ella empezó a dar grititos y a decir si, si, si y ya supe que era el comienzo de la explosión final, así fue, y se quedó abierta de piernas encima de la cama con sus hermosas nalgas al aire para ser degustadas. Yo no sabía que hacer, tenía un enorme calentón, no sabía si entrar y abalanzarme sobre ella, si entrar como sabiendo que no había nadie, al final me fui para abajo sin hacer ruido. Luego hice como que acababa de entrar en casa y pregunté si había alguien, en ese preciso momento la vi bajando por las escaleras con un pantalón de chandal y una camiseta de manga corta. Venía un poco acalorada (yo sabía porque era), y le pregunté si estaba la calefacción de su habitación muy alta, ella me respondió que un poco sí, pero que también influía el que había estado haciendo un poco de ejercicio.

Seguimos con comentarios intranscendentes y hablando de lo que íbamos a hacer ese día, y poco más. Yo ya tenía en mente que si eso lo había hecho una vez lo haría otras muchas, con lo cual tendría que buscar la oportunidad de “ayudarle” a satisfacerse.

Publicado 
Escrito por sol_ci

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