Verano (2018), de vacaciones en el sur de España. Para llegar a la playa naturista, tuvimos que cruzar un pequeño puente de madera sobre las dunas. Estamos familiarizados con esta playa aislada y algo salvaje, que creo que es familiar. Como suele ocurrir, había algunos bañistas en las dunas y algunos hombres en el aparcamiento, pero para nosotros estaba bien, nunca habíamos visto nada parecido. Así que esta vez, subimos a la pasarela y un hombre está apoyado en el borde del puente, mostrándonos su sexo bastante grande con aire de desgana. Mientras bajamos de nuevo a la cálida arena, le digo a mi novia

- ¿Has visto su polla?

- Sí, para eso está -respondió ella, y él tiraba de ella.

El tipo era moreno, más bien delgado, y su polla medía unos 18/20 centímetros de diámetro, todo lo contrario que la mía.

Hacía tiempo que quería que mi mujer probara el placer de la exhibición; como a muchas mujeres, le gusta que la miren. Es cierto que con su larga melena castaña rizada, su 95 D y sus caderas armoniosas, mucha gente se gira cuando pasa. Le digo que si quiere jugar, que se exhiba. Ella se encoge de hombros y mira discretamente en su dirección.

Colocamos la toalla, nos desnudamos y desplegamos nuestra tienda parasol. Le paso las pinzas que van detrás de la tienda a propósito y le digo

- Diviértete.

La veo arquear la espalda para mostrar su culo bien redondeado mientras coloca las estacas, y observo discretamente al tipo, que está tumbado y se acaricia, con las piernas ligeramente separadas; al mirar a mi mujer, se le hincha la polla.

Me siento frente al mar, de espaldas al nadador y oculto por la carpa parasol. Ella se tumba de cara al nadador (que cada vez está más excitado), ligeramente a un lado de la tienda, coge su libro y se pone a leer. De vez en cuando comenta algo sobre su pajillero: "se está pajeando", "está abriendo los muslos", "está moviendo la pelvis". Me doy la vuelta, ya no se esconde, está de pie en las dunas, lo veo con su enorme tubo en la mano. Intento que sienta placer, que se exponga, separa un poco más los muslos pero no se atreve a mirarlo. Cuando le pido que se meta bajo la tienda, le paso la mano entre los muslos y noto que está empapada.

Después de un baño rápido, volvemos a nuestras posiciones y ella me dice que ha llegado un segundo hombre, está más cerca de nosotras, el segundo tío está tumbado de lado acariciándose el pene, no hay mucha gente a nuestro alrededor, soy yo la que no puede ver nada. El tipo de las dunas le hace una seña pidiéndole que separe los muslos, lo que la hace reír y casi puedo sentir cómo se ruboriza, el segundo tipo se relame los labios y es más vulgar que el primero, es la primera vez que se muestra tan juguetona en la playa. No puedo más, quiero que disfrute y que el hombre de las dunas se corra a distancia. Son las cinco de la tarde y tenemos que irnos de la playa. Se pone un pareo y vuelve al coche. Estoy muy excitado, quiero follármela allí mismo, en las dunas, delante de ese pajillero. Pero ella no quiere,

- Está demasiado cerca, me dice.

Llegamos al coche y el tipo nos mira desde lo alto de las dunas. Le muestro a mi novia las ganas que tengo, pero hay demasiada gente en el aparcamiento. Tuvimos que apartarnos el uno del otro de camino al coche para que pudiera follármela al estilo perrito.

Menudo día. Pero aún nos quedan unos días de vacaciones......