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6. Fuego y Hielo

"6 de muchos"

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EGUZKILORE

6. Hielo y fuego.

Sólo le indicó que se tumbase boca arriba e inmediatamente reanudó el masaje empezando por el dedo meñique de la mano izquierda, siguiendo por el resto de dedos, palma, dorso, muñeca, brazo, hombro… y descendiendo por el brazo derecho justo en sentido inverso.

Continuaba con los ojos cerrados, disfrutando del momento cuando sintió la crema sobre su vientre y aquellas manos sorprendentemente suaves y que le parecían insaciables, comenzar a masajeárselo.

Empezó por su vientre y sus caderas y subiendo lentamente retiró el sujetador, momento en el que Marta no pudo evitar abrir los ojos para ver su reacción.

Afortunada y lógicamente, la esperada, así que en parte aliviada y en parte excitada por ello, volvió a cerrarlos e intentó concentrarse en la música y en el olor a chocolate.

Las manos calientes ascendieron por su escote apartando ambos colgantes y volvieron acariciando cada pecho con una mano en una suave pasada descendente.

Sus pezones ya hablaban por Marta y Héctor masajeó ambos senos con una intensidad inesperada, pero continuando sin detenerse hacía la zona de las caderas. 

Abrió los ojos y su mirada fue casi una petición, un hazlo tú o lo haré yo, y ambas manos continuaron descendiendo arrastrando con ellas el único trozo de tela que aún quedaba en su cuerpo, para acabar dejando las bragas delicadamente sobre la mesa, junto a su copa de vino.

Retomó el masaje desde ambos empeines pasando largo rato, casi eterno para ella, en la zona de sus muslos.

La humedad en su entrepierna era tan explícita como sus pezones y Héctor sólo tuvo que presionar levemente la parte interior de sus rodillas para que Marta abriera sus piernas considerablemente.

Era una invitación en toda regla y él deslizó la palma de su mano sobre su sexo provocando así el primer gemido.

Subió considerablemente el volumen de la música, tomó un sorbo de vino y seguidamente saboreó la palma de su mano.

Los ojos de Marta estaban ahora bien abiertos y observaba con tremenda curiosidad como se introducía el dedo corazón en la boca, mientras su mente ya lo imaginaba dentro de su sexo.

Pero por el contrario, lo dirigió hacia su boca, rozó sus labios carmín y bajó acariciando la barbilla hasta encontrar el eguzkilore, desde el que fue bajando lentamente entre sus pechos, jugueteando en su vientre y rozando la entrada de su palpitante entrepierna.

No te muevas, le susurró y seguidamente le vio incorporarse y desaparecer tras una puerta justo a la entrada del apartamento.

No tardó y aparentemente volvió tal y como se había ido, besó sus labios y le agradeció la espera. 

"¿Quieres vino?" Le preguntó. Y Marta sin responder se incorporó levemente, cogiendo su copa y apurándola de un solo trago.

"¿Quieres continuar?"  Fue la siguiente pregunta, también sin respuesta verbal.

Se tumbó de nuevo en el sofá y abrió sus piernas todo lo que le fue posible, no dejando margen alguno a la duda.

La mano de Héctor ocultaba algo tan simple como un hielo y sujetándolo con dos dedos se lo metió en la boca, pidiéndole al instante que se lo devolviera, para lo que metió su lengua rescatándolo de nuevo entre sus labios.

La lengua helada de Marta hubiera deseado irse con él y saborear así los labios de Héctor, lo que le generó un arrebatador e inesperado pico de excitación.

Éste lo depositó sobre su ombligo, y desde ahí lo cogió con delicadeza entre dos dedos para jugar con él durante apenas unos segundos en los pezones intensamente duros de Marta.

Sin ninguna prisa y a continuación, comenzó a deslizarlo y al llegar a su vientre lo colocó en la palma de su mano desplazándolo con ella hasta su sexo.

La sensación de frio sobre la zona casi incandescente le hizo gemir de nuevo, pero lo que no se esperaba era que Héctor se lo introdujese sin titubear.

Tras él, los dedos índice y corazón lo buscaron y empezaron a jugar con el hielo en el interior de su vagina mientras el pulgar dibujaba semicírculos sobre su clítoris y lo iba golpeando levemente.

Publicado 
Escrito por Selene

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