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Experiencia tántrica (POV masajista)

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Bueno, me he animado a poner la experiencia tántrica (fuera del grupo conocido) de la primera introducción que hice a una chica interesada hace ya unos cuantos años. Mucho ha cambiado desde entonces sobre todo en la experiencia acumulada. Espero que os guste.

Estaba nervioso esperando en el café donde habíamos quedado. Faltaban unos minutos para la hora acordada y sentía muchos nervios, sensaciones encontradas, pensar qué podía salir mal. Conocer a alguien por Internet tiene sus riesgos. Iba a ser una loca? Sería una broma y estaba esperando para nada? Una pérdida de tiempo? Llegaría de verdad? Me pedí una tila para calmar un poco a mi niño interior mientras el adulto se hacía cargo de la situación. 

Llegaba tarde ya. Por suerte me habló por correo electrónico diciéndome que llegaba tarde, bueno, toca esperar. Mientras miro el móvil y hago fuerzas para que pase el tiempo rápido. Me concentro para que los segundos no sean horas. No se por qué me pongo nervioso. Solo vamos a hablar de tantra, de mi reciente experiencia en el grupo tántrico y de mi retiro espiritual donde tanto he aprendido y tanto me ha ayudado. Solo voy a mostrarme tal y como soy, no hay por qué temer a eso, no?

Ahí llega, vestida muy casual, con una falda, zapatillas cómodas de verano y un top con tirantes. Mi tila ya está bajo mínimos así que decido pedirme una manzanilla esta vez y ella se pide un café con leche. Me presento, encantado de conocerla y hablamos un poco sobre si le ha costado encontrar el sitio, si le ha costado aparcar puesto que en la zona donde quedamos era un horror que también me costó a mi aparcar. Después de una charla superficial y amena, pasamos a hablar sobre el tantra. Empiezo a contarle por qué me apunté al curso y las dinámicas tan chulas que experimenté, lo que aprendí sobre psicología y mentalidad positiva, refuerzo del uno mismo y técnicas de masajes y anatomía junto con meditación. Fue más una experiencia sanadora que morbosa y sexual. Cierto que el tantra va un paso más allá sobre lo ortodoxo de los masajes al involucrar la parte sexual del cuerpo y considerar que hay que naturalizarla. Explico que el tantra es el tacto consciente sin intención. Que no existe un objetivo sexual ni orgasmos ni predisposición al placer. Es una experiencia mental más que sexual. Hay que liberar la mente y dejar que el cuerpo hable.

Me cuenta su experiencia en el mundo de los masajes, ya tiene experiencia en masajes picantes y con final placentero pero quiere probar algo que vaya más allá y aprender más sobre su sexualidad. Le comento que un gran obstáculo a salvar es la expectativa que pueda tener en el tantra o los masajes. Normalmente la gente tiende a pensar que es algo sexual y que espera que al final tenga un orgasmo. Mucho más lejos del tantra que practico, no hay que ir con expectativas de placer ni pasarlo . Solo hay que dejar la mente en blanco y hacer que el cuerpo te hable. Concentrarse en lo que siente, si le hemos pedido mucho durante toda nuestra vida y no le hemos dado nada a cambio. No contamos con él mientras no duela y cuando duele es porque ya es tarde y sufre. Hay que cuidarle más a menudo y darle los cariños que se merece. El cuerpo liberará esas endorfinas y dopamina mientras dure el masaje y hará que la mente entre en un estado de Nirvana puesto que los receptores del placer se saturarán. La mente sentirá que el cuerpo flota y habrá una comunión y entendimiento entre ambas haciendo que tu yo interior se relaje y suelte el control sintiendo mucha paz.

Una vez entendido todo y después de compartir algunas confesiones íntimas, experiencias y haber tenido una charla en una tarde super agradable, me confiesa que tiene muchas ganas de seguir con la introducción tántrica. Al fin y al cabo, me ha resultado muy simpática y me ha dado mucha confianza así que me fío de mi intuición y quedamos ese mismo fin de semana en mi casa para hacer una inmersión completa.

Llega el fin de semana y preparo la habitación con todo detalle, tengo la casa impoluta, el baño limpio y todo listo. Decoro la habitación como me han enseñado en la formación, velas, incienso, luz tenue, música relajante y un pareo preparado para que se lo ponga. Yo ya estoy vestido de blanco de pies a cabeza, calcetines, pantalones, boxers, camisa tres cuartos. Todo muy cómodo para la sesión. Llaman al timbre, estoy nervioso, es ella. Sube y abro la puerta. Se ha puesto esta vez ropa muy parecida, muy cómoda. Nos saludamos, pasa a mi cuarto y le encantan todos los detalles. En ese momento la luz es completa para que se cambie y deje sus cosas en la mesita que he preparado para ello. Antes de que se cambie, nos sentamos en la cama preparada con mandalas y charlamos un rato. Le repaso todos los pasos del masaje, lo que va a experimentar y las sensaciones que pueden surgir para que las abrace sin miedo ni sorpresa. En ningún momento me desnudo y no hay interacción sexual. En el cuarto, solo cuenta ella misma. Tiene que pensar en que yo desaparezco. Esto es muy complicado si es la primera vez que un extraño te da un masaje de este tipo, por eso la primera vez es un poco más compleja. Las siguientes seguro que van mejor. 

Según voy comentándole lo que me han enseñado y el conocimiento que he adquirido, voy perdiendo los nervios y me voy relajando. Es recomendable ir al baño antes puesto que la sesión puede ser larga,. Me voy al salón y le digo que cuando esté preparada me lo diga y voy. Después del baño, va a la habitación y se desnuda y se pone el pareo. Me avisa y entro en la habitación. Le comento que el desnudo es opcional. Le gusta el nudismo, se siente cómoda así y quiere tener la mejor experiencia. Nos sentamos en el medio de la cama, empieza el ritual del aceite. Conviene seleccionar el que más le resuene, le atraiga y le inspire calma. Le doy a oler cada uno de los aromas que tengo echándome una gota en distintas partes de los brazos y acercándolo para que lo huela. Esta parte necesito practicarla más puesto que estoy un poco torpe. Al final elije bergamota. Un aroma que me encanta. Lo mezclo con aceite de almendra dulce en un cuenco y le pongo una gota en la muñeca. Esto sirve para saber si hay reacción alérgica local. Mejor siempre poner un poco y dejar que actúe un poco que lamentarlo luego en el hospital con el cuerpo lleno de reacción alérgica. Paso obligado. Mientras dejamos actuar al aceite por posibles reacciones, nos ponemos en posición de meditación en mitad de la cama con dos zafus. Piernas cruzadas, rodillas por debajo de las caderas, manos en posición cómoda reposando en rodillas o en el regazo con la postura de meditación. Espalda recta y mente en blanco. Vamos escuchando la música. Momento de liberar el cuerpo del agarrotamiento diario. Le cojo las manos y mientras estamos sentados, realizamos movimientos aleatorios dejándonos llevar por la música. Arriba, abajo, a los lados, una vez llevo yo los movimientos y luego ella.

Toca momento de abrazo sincero. Un abrazo largo y notando el alma de cada uno después de la meditación. Este abrazo conecta y da soporte a la confianza del masaje tántrico entre canal y receptora. Comprobamos que no hay alergia en la muñeca. Se tumba boca abajo y quito de la espalda el pareo, pregunta obligada si hay alguna zona que no quiera que masajee. Ninguna, quiere experimentar la inmersión completa. Le pido permiso pues para empezar cuando ella quiera. Empiezo posando mis manos ya tranquilas y relajadas en los puntos de calor de la espalda. Así se va adaptando al tacto de mis manos de forma paulatina. Primera fase, posar y mantener sin movimiento, sin aceite. Empiezo con el aceite igual, posar y mantener en la espalda. Noto los puntos energéticos de su cuerpo. Empiezo a entrar en trance y me dejo llevar. Realizo los movimientos de masaje relajante, suaves, movimientos en espejo de ambas manos, por todos los centímetros de su cuerpo, espalda, brazos, glúteos, piernas. Siento cómo su cuerpo va cogiendo temperatura por el roce de mis manos. Mientras me centro en determinadas zonas, voy cubriendo con el pareo las otras. Ella siente el ritmo de la música tranquila en mis manos. Toca darse la vuelta. Continúo por la tripa, los pechos, los brazos, bajo a las caderas, piernas y vuelvo a los pechos. Masaje tranquilo sin distinguir entre bazos y cadera o pechos y espalda. Todas las zonas cuentan igual. Sin intención de dar placer, solo acariciar el cuerpo. 

Momento de la última parte del masaje. La parte centrada en la vulva. Ya habíamos hablado largo y tendido de este procedimiento y estaba de acuerdo. Aun así, siempre es obligatorio preguntar si quiere seguir con el masaje y la última parte centrada en el Yoni. Quiere continuar así que le tapo por completo con el pareo y me voy un momento a lavar las manos de aceite. Esta parte es importante para no introducir aceite en la vagina puesto que es complicado luego para la limpieza íntima del propio cuerpo desechar el aceite. No es malísimo pero conviene siempre favorecer la limpieza natural del cuerpo. Una vez lavadas las manos, me coloco en posición de meditación, piernas cruzadas justo delante de ella y ella tumbada. Con sus piernas alrededor de mis caderas y en la posición más cómoda que pueda tener. Poso mis manos sobre su pubis hacia las caderas en una posición de triángulo con los dedos. Siento su energía y su excitación. En el tantra no es necesaria esta excitación pero ella así lo siente. Uso un lubricante con base acuosa para masajear por fuera. Cada caricia crea sensaciones nuevas que no ha sentido antes por ser la zona que es. No es lo habitual recibir un masaje Yoni con las técnicas que conlleva. En el masaje acaricio también los muslos y la ingle.

Este paso puede crear frustración a las mujeres impacientes. Esto nos lo han comentado en el curso. Esa frustración es debido a que necesitan y quieren sentir placer inmediato justo donde suelen estimularse ellas y lo quieren ya. Si pasa esto y se siente incomodidad, se saca fuera de la zona de confort y la experiencia se empaña. Se puede continuar masajeando otras zonas y volver luego al masaje Yoni cuando se sienta más calmada o paz interior. Menos ansiedad. También puede pasar que sientan algún trauma que hay tenido o desarrollado con el tiempo. Esto no debe asustar pero sí que tiene uno que estar preparado. Si ocurre, hay que dar soporte y calmar a la receptora parando el masaje la primera vez que pasa y dar un abrazo. Estar así todo el tiempo que se necesite siempre cubierta con el pareo y que note que no está sola. 

El caso es que no experimenta nada, ni frustración, ni trauma, por tanto continuo el masaje ya centrado en los labios mayores y menores. De arriba a abajo, haciendo distintas técnicas de masaje centrado en el Yoni de forma muy suave, replegando y desplegando los labios, acariciando de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Cuando ya he estimulado toda la zona, empiezo a acariciar el clítoris muy suave. Noto que hay excitación por lo erecto que está y lo duro que se pone. Nunca hay que tratar de inducir un orgasmo subiendo el ritmo o acariciando más fuerte. Es imprescindible mantener el nivel de excitación sin que se busque el orgasmo. En determinados casos, es posible haya un orgasmo. No se debe contener puesto que puede frustrar mucho o arruinar la sesión. Tampoco hay que parar en seco. Una técnica es acariciar de nuevo las ingles, el interior de los muslos o el pubis. En cualquier caso, cuanto más lubricante para dar el masaje mejor. Incluso en este caso que hay lubricante natural abundante, uso más para que la experiencia sea plena. Una vez pasada la fase exterior, paso al masaje interior, muy despacio, masajeando con la otra mano los labios mayores y menores, el pubis y las ingles. Para continuar, realizo movimientos en el interior muy ligeros, el tacto aquí debe ser mínimo y muy suave y hago movimientos de forma controlada, muy lento, sin intentar provocar ninguna reacción, solo para que la receptora tenga sensaciones nuevas o placenteras en zonas que no ha notado antes en una situación de masaje. Estoy el tiempo que me resuena. Al finalizar, le tapo con el pareo y salgo de la habitación a lavarme las manos. La dejo en su mundo interior de paz y relajación. Un momento de nirvana donde flota. 

Vuelvo a la habitación pasados unos minutos y me siento en la cama a su lado cogiéndole la mano y así estamos un rato. Luego tocan los compartires, me cuenta que ha sido una sensación que nunca antes había experimentado. Una paz interior y una calma que le ha llegado al alma. Está muy contenta de haberlo experimentado y muy agradecida conmigo por haberla llevado a ese punto. El estrés era parte de por qué lo hacía y ha sentido que se ha liberado al menos por un momento de toda la carga que lleva en su vida. Yo le cuento que me he sentido muy cómodo y confiado y que cada vez me gusta más lo que hago. Noto como entro en trance y adoro acariciar y masajear. Adoro la meditación y el cuerpo femenino y cómo lo veo evolucionar de agarrotado a liberado. 

Una vez acabada la sesión completa, se va al baño mientras yo me quedo en el salón, se viste y le ofrezco un té. Nos quedamos charlando un rato e interiorizando lo que hemos compartido. Le agradezco mucho su sinceridad y nos despedimos después del té. Desde entonces somos muy buenos amigos y repetimos de vez en cuando las sesiones tántricas. 

Espero que os haya gustado leer tanto como a mi el revivir mi primera experiencia. 

gracias por compartir tu experiencia